Diez meses. Hace justo diez meses de la celebración de las últimas elecciones autonómicas. Diez meses de un pacto exprés entre PP y Vox que culminó con el retorno del blanco y negro a la gestión política en la Comunitat Valenciana.
Un pacto simplón firmado en una servilleta, premonitorio del calado del cambio político que se imponía en una comunidad que había conseguido recuperar la dignidad en los últimos ocho años, tras dos décadas de corrupción, despilfarro y recortes. Y que volvía a caer en las manos del mismo Partido Popular que la llevó a una de las épocas más vergonzosas que hemos sufrido las valencianas y los valencianos.
Y diez meses después, han mostrado sus cartas. La servilleta tenía letra pequeña. Ese galimatías más propio de una escena de Antonio Ozores que del inicio de un nuevo periodo político se podría resumir en dos palabras: cesiones y desmemoria.
Pero por fin se descubrió su hoja de ruta. Pasamos de la política para la mayoría a la política del mazazo. De las políticas para avanzar a las políticas del retroceso.
Si hace algún tiempo, en un contexto distinto, se hubiese pedido opinión a cualquiera de nosotros sobre el contenido de las propuestas de ley de este Consell no hubiésemos dudado en pensar que eran normas más propias de una era predemocrática que del siglo XXI. Y con toda seguridad, de forma rotunda, una gran mayoría de valencianos y valencianas hubiésemos afirmado que no se atreverían a presentar tales desatinos.
Pues parece que sí. Aquí tenemos los cinco mazazos de Mazón al progreso de la Comunitat Valenciana. ¿O acaso no es un mazazo a la memoria democrática una norma mal llamada de la concordia, que blanquea el franquismo y pretende reescribir la historia, cuando en 30 años de democracia todavía hay gente que no ha superado su duelo emocional, por razones obvias? No se puede llamar concordia a borrar la memoria.
¿Acaso no es un mazazo la propuesta de modificación de leyes como la de transparencia, de incompatibilidades y conflicto de intereses, o de la Agencia de prevención y lucha contra el fraude y la corrupción, cuando tienen como objetivo claro retornar a épocas de opacidad, como supone el claro asalto y control político a la Agencia Valenciana Antifraude?
Pero si esto nos parece intolerable, esperen que les cuente la siguiente. ¿Qué les parece que el mismo Partido Popular que arruinó y finiquitó la televisión pública valenciana hace más de una década proponga la indecencia de modificar la ley que regula la corporación audiovisual para hacerse con el control político de la misma, queriendo controlar de forma absoluta los nombramientos del nuevo órgano de gobierno, al más estilo Canal 9? PP-Vox amenazan ya con el control de la televisión autonómica para manejar las contrataciones de programación externa y abrir la puerta a la programación en castellano, aprovechando la ocasión una vez más para privarnos a los valencianos del único canal donde se promociona una de nuestras lenguas, ya que la otra ocupa el resto de los canales.
Y el mazazo final viene con el mayor desprecio al valenciano posible, queriendo esconder tras esta proposición de ley de libertad educativa un retroceso en la enseñanza del valenciano sin precedentes, una contrarreforma que incrementa la desigualdad de oportunidades, la imposibilidad de aprender la lengua para aquellas personas de las zonas de predominio del castellano.
Apenas finalizado este pasado domingo en Benicàssim el Congreso Extraordinario del PSPV-PSOE, donde se formalizaba la nueva comisión ejecutiva nacional, el PP se aceleró a filtrar su intención de reunirse con la nueva secretaria general de los socialistas valencianos, Diana Morant, para buscar puntos de encuentro, sobre asuntos de gran importancia. Cosa curiosa, por no decir contradictoria. ¿Saben aquello de a Dios rezando y con el mazo dando? Mientras Mazón se empeña en presentar un perfil pactista ofreciendo acuerdo a todos los grupos políticos, sigue su hoja de ruta inicial, avanzando en el pacto que le mantiene en el Palau, mientras presenta leyes que atacan al corazón del progreso.
Y al mismo tiempo, acusan a la ministra Morant, nueva líder de los socialistas valencianos, de hacer oposición destructiva, frente a la propuesta de tejer alianzas por la agenda valenciana, cuando Morant dudó de la constitucionalidad de las propuestas y anunció su total enfrentamiento a la involución planteada.
Diez meses viviendo de la inercia de las políticas de Puig, acompañado de la constante apuesta del Gobierno de España. Solo hace falta asomarse por las diferencias en las cuantías inversoras de ambas administraciones en el último año. A pesar de un primer presupuesto pírrico que esconde falta de proyecto y recortes en lo social para liberar de impuestos a las grandes fortunas.
¿Y de las cosas que generan crecimiento y empleo, qué? Porque en ese campo el Consell tiene amplias competencias, pero medidas novedosas más allá de dar continuidad a lo que ya estaba en marcha con el Botànic, no se conocen.
Tenemos malas noticias para la derecha valenciana y buenas para los valencianos y las valencianas. Los y las socialistas valencianos ací estem y no vamos a permitir que su gobierno de sainete devuelva a esta Comunitat a épocas que al parecer añoran.
Las valencianas y los valencianos son mejores que ustedes. Retiren las leyes de la discordia y, a partir de ahí, seguro que nos encontraremos.