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un 40% más que antes de la covid-19, según el último 'Esenciales' de la Fundación BBVA y el IVIE

El valor del capital humano que perdió España por la emigración en 2022 superó los 150.000 millones

22/12/2023 - 

VALÈNCIA (VP). El capital humano de la población es el recurso más valioso de los países y representa el 64% de la riqueza total a nivel mundial, como confirma el Banco Mundial. Este capital está incorporado en las propias personas y su localización cambia cuando se desplazan de un territorio a otro. En consecuencia, el capital humano de una economía depende del esfuerzo inversor de sus familias, empresas y administraciones públicas (por ejemplo, el gasto público y privado en formación) y de la eficiencia de su sistema educativo, pero también de los movimientos migratorios y del capital humano de los migrantes. La emigración al exterior disminuye el capital humano de un país y más cuanto mayor sea el nivel de formación de los emigrantes. Así lo recoge el último documento 'Esenciales' de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE).

En España, el saldo migratorio ha sido positivo a lo largo de las últimas décadas, pero la intensidad e incluso el signo de ese saldo se han visto influidos por el ciclo económico. A raíz de la Gran Recesión de 2008-2014, mucha gente emigró en busca de mejores oportunidades laborales. Ese proceso ha vuelto a cobrar intensidad tras la pandemia (más de 380.000 emigrantes en 2021 y 220.000 en el primer semestre de 2022), según los datos de la Estadística de Migraciones del INE que, aunque se mantiene para el periodo previo a 2021, a partir del 20 de diciembre de 2023 ha sido sustituida por la nueva Estadística de Migraciones y Cambios de Residencia del INE elaborada con otros criterios metodológicos. Esta nueva estadística no da información sobre niveles educativos ni sobre los años anteriores a 2021 y, por tanto, no es útil para calcular el valor del capital humano ni analizar su evolución. El dato de esta nueva estadística arroja una cifra total de 531.889 emigrantes en 2022.


Una parte muy sustancial de esta emigración corresponde a población en edad de trabajar (el 89,3% del total en el primer semestre de 2022). La emigración de población en edad de trabajar (16 y más años) ha pasado de 219.491 personas en 2020, año de la pandemia con fuertes restricciones a la movilidad, a 339.358 en 2021 y 196.827 en el primer semestre de 2022 (un 11,7% más que en el primer semestre del 2021). Las cifras no alcanzan los máximos de 2013 (463.746 emigrantes) pero son las más altas desde 2014. Su magnitud resulta atípica y se asemeja a las cifras habituales en periodos previos de crisis y aumento del desempleo en la economía española.

La Estadística de Migraciones del INE ofrece información sobre diversas características personales de los emigrantes, como la edad, el sexo y el nivel de estudios completados, para la población mayor de 25 años y a partir de 2019, que permiten estimar su capital humano. 


En concreto, según el análisis realizado, el valor estimado del capital humano de los emigrantes mayores de 25 años alcanzaría los 154.800 millones de euros en 2022, el valor máximo del periodo 2019-2022, que supone un 0,93% del valor total del capital humano en España. Además, esta cifra ha registrado un aumento del 40,3% respecto al nivel previo a la pandemia.

El método empleado para realizar este análisis es el mismo que se ha desarrollado para calcular el valor de capital humano en España y sus regiones en la monografía referenciada al final del documento. En línea con los enfoques más recientes en este ámbito, se estima el valor del capital humano midiendo su contribución a la producción presente y futura, esto es, el valor presente de las rentas brutas laborales totales esperadas de la población en edad de trabajar a lo largo del resto de su vida. El valor del capital humano depende, por tanto, de las tasas de actividad, las tasas de paro y la productividad del trabajo a lo largo de la vida, de la esperanza de vida de los individuos y de todos los factores que influyen en esos ámbitos, como los niveles de formación o la experiencia laboral. Este tipo de enfoque permite obtener una valoración monetaria del capital humano, como ya se viene haciendo desde hace tiempo con otros tipos de capital. La edad y el nivel de formación son, por tanto, dos de los factores determinantes fundamentales del valor del capital humano de las personas.

¿Qué características tiene el capital humano emigrado? En términos de formación se observa una ligera reducción de los niveles educativos medios de los emigrantes en comparación con el periodo previo a la pandemia, con un aumento del peso del colectivo que carece de estudios de secundaria obligatoria. Sin embargo, casi la mitad de los emigrantes de 25 o más años de 2022 posee estudios superiores (30,1%) o estudios secundarios postobligatorios (18,8%), con el consiguiente impacto positivo en sus dotaciones de capital humano, asociado a la mayor participación laboral, empleabilidad y productividad de las personas con ese nivel de formación.


Por otra parte, muchos de los emigrantes son jóvenes y, por tanto, tienen por delante un amplio periodo de vida laboral durante la cual seguirán contribuyendo a la producción. Entre los emigrantes de 25 y más años, los menores de 35 años suponen en 2022 un tercio del total, un porcentaje similar al existente antes de la pandemia, mientras que los mayores de 55 años representan solo el 23,6%.

Ambos factores, formación y juventud, contribuyen a incrementar el valor presente de las rentas laborales brutas a generar en adelante y, por tanto, el valor del capital humano de los emigrantes. El destino de estos emigrantes es sobre todo la Unión Europea (38,7% del total en el primer semestre de 2022), por delante de Sudamérica (19,8%), Reino Unido (12,7%), África (9,3%), Asia (6,5%), Centro América y Caribe (5,5%), otros países europeos (4,5%), América del Norte (4,2%) y Oceanía (0,3%).

El ritmo actual de emigración supone un lastre para la capacidad de producción futura de la economía española. Se trata, como hemos visto, de un impacto de una magnitud considerable que, en caso de no verse compensado por el valor del capital humano de los inmigrantes o el retorno futuro de parte de los emigrantes actuales, supondría una merma neta significativa del capital humano de la economía española y sus posibilidades de desarrollo.

En cualquier caso, en la medida que el capital humano de los emigrantes corresponda a formación adquirida y financiada en España, ese esfuerzo propio en vez de ser aprovechado a nivel nacional acabaría impulsando la capacidad productiva y riqueza de otros países.  En este sentido, hay que tener en cuenta que en 2021 los nacionales supusieron el 18,1% del total de emigrantes mayores de 25 años y que casi la mitad de ellos (48,7%) tenía estudios superiores, un peso muy superior a la media de los emigrantes. En el caso de los nacidos en España, cuya formación se realizó y financió íntegramente en el país, estos representaron el 10,9% de esa emigración al exterior y la mayor parte (60,2%) había completado formación superior.

En definitiva, la emigración al exterior y su intensificación reciente contribuyen a reducir el capital humano de la economía española, limitando su capacidad presente, y sobre todo futura, de generar riqueza, lo que a su vez condiciona la sostenibilidad de las finanzas públicas por la merma de los ingresos públicos. Se trata de un fenómeno que previsiblemente incrementará la dificultad para mantener y continuar desarrollando el estado del bienestar, especialmente en un contexto de progresivo envejecimiento de la población que va a someter a fuertes tensiones la sostenibilidad del sistema de pensiones y que implicará la necesidad de dedicar cada vez más recursos al sistema sanitario y a la atención a la dependencia. Además, puede contribuir a agravar los serios problemas de relevo generacional y para cubrir vacantes que actualmente se ponen de manifiesto en cada vez más sectores y profesiones.

Esenciales es una serie de documentos orientados a difundir los principales resultados del Programa de Investigación que la Fundación BBVA y el IVIE vienen desarrollando desde hace más de dos décadas. Breves, accesibles y actualizados al último dato disponible, estos textos analizan cuestiones tratadas en las principales líneas de investigación desplegadas por ambas instituciones. Entre las más importantes, cabe mencionar: Crecimiento y competitividad; Capital humano y conocimiento; Estructura productiva; Bienestar y capital social y Desarrollo regional y demografía.

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